sábado, 10 de noviembre de 2007

Sócrates y los Sofistas

Los sofistas considerados como auténticos profesores, itinerantes de ciudad en ciudad. Sócrates tuvo en común con los sofistas el interés por los problemas del hombre más que por los cosmológicos y naturales, así como por el problema de cuál era la mejor formación para que el ciudadano, sea capaz de que si se da el caso, gobernar la ciudad adecuadamente. Los sofistas sólo enseñaban el arte de gobernar valiéndose de todos los medios para llegar al poder, sin embargo no les enseñaban en que residía el verdadero bien de la ciudad y por consiguiente cuál era el verdadero bien para los hombres que la constituían; además pretendían enseñar la virtud, pero sólo enseñaban a hacer carrera.
En cambio para Sócrates la virtud es conocimiento del bien y afición a hacerlo, de modo que ésta no se pueden definir por separado, sino que todas ellas implican una cierta conciencia superior de lo que es verdadera y universalmente “preferible”, es decir, el bien. Entonces nos preguntamos ¿es posible enseñar esa conciencia? A lo que Sócrates añade: la virtud no se puede enseñar desde fuera, es decir, no se puede transmitir con las palabras, no obstante, se la puede suscitar en el ánimo de los seres humanos que la llevan dentro de sí, a través de una oportuna acción educativa, esta acción se ve claramente en el método Socrático .

Sócrates, dedicó toda su vida a combatir a los sofistas, no aprobaba el hecho de que cobraran por sus enseñanzas y sobre todo la filosofía relativista y escéptica que se encontraba en el fondo de sus doctrinas. La figura de Sócrates es la contradicción de la manera de ser y de pensar de los sofistas, pues éste nunca cobró nada por sus enseñanzas, de modo que vivía sin ostentaciones de ningún tipo, era sobrio, prudente y humilde

En la Apología cuenta platón que Querefonte, amigo de Sócrates preguntó al oráculo de Delfos quien era el hombre más sabio, a lo que respondió que era Sócrates, luego de haber meditado acerca del asunto y haber realizado una encuesta entre los profesionales llegó a la conclusión de que si el dios había afirmado eso era porque él era el único hombre que reconocía su propia ignorancia. De ahí que proviene el famoso dicho de Sócrates “solo sé que nada sé”, en esta pequeña frase, se encierra el pensamiento de Sócrates, pues para él, la única manera de acceder a la sabiduría y a la verdad era comenzar por reconocerse ignorante y añadía: “el que sabe que no sabe, el que se da cuenta que nada sabe, está en óptimas disposiciones para comenzar a buscar la verdad”. En cambio los sofistas creían saber más de lo que, en realidad, sabían y por este motivo nos se esforzaban por penetrar el sentido de las cosas. No obstante Sócrates dedicó su vida a dialogar con todo aquel que estuviera dispuesto a buscar la verdad.
Ésta misión lo llevó a enfrentarse con los sofistas, pues éstos enseñaban que la verdad, si es que existe depende de cada uno. El maestro se opuso a ellos abiertamente y con admirable ironía, lo cual lo convirtió en su más directo enemigo, lo que originó que termine en un proceso judicial con un trágico final .

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