sábado, 10 de noviembre de 2007

El Humanismo Pedagógico socrático y sus objetivos

Aunque Sócrates no los considerara abiertamente como unas normas, pues en su interior alberga una serie de creencias y principios educativos o un credo pedagógico. Considera tres principios: El primero es el reconocimiento de la superioridad espiritual, de la parte racional y ética del hombre: el alma .

Se puede afirmar que Sócrates es el primer filósofo que establece de un modo definitivo el alma como el centro de la personalidad intelectual y moral del hombre. El alma constituye la parte noble, la misma que se distingue del cuerpo por ser de naturaleza divina, invisible e inmortal, así lo afirma Jenofonte, por este motivo señala lo importante que es tener cuidado del alma y es precisamente este punto, el que mueve toda la vida de este gran maestro de Atenas

Por tanto, se puede entender el único interés que posee, el de enseñar a los hombres a conocerse, a descubrir un puesto privilegiado que en ellos tiene el alma y en consecuencia a cuidarla.
Asimismo resalta un mandato: vigila, estate atento, no te embrutezcas, aguza el oído y la vista de tu alma, lucha por captar lo de divino que hay en ti y en el mundo, despierta el bios filosófico a la vida espiritual .

En segundo lugar, afirma que es importante la virtud, la misma que constituye el centro de la ética socrática , la misma que la identifica con la ciencia, es decir con el conocimiento, el cual le permite al hombre hacer buena su alma, alcanzar su propio fin y por lo tanto ser feliz. Se puede ver claramente la oposición de Sócrates a la ética griega, que consideraba como bienes superiores las riquezas, el poder y la fama; en cambio Sócrates da prioridad al alma con respecto al cuerpo, invirtiendo de esta manera el orden de los valores éticos, colocando en primer lugar los bienes del alma y sobre todo la ciencia.

En consecuencia asociaba todas las virtudes lo mismo que la ignorancia reagrupaba para él todos los vicios, resaltando que es la ciencia lo que permite obrar el bien y la ignorancia causa el mal moral. Él considera que el hombre malo lo es por ignorancia, el que no siga el bien es porque no lo conoce, por tanto la virtud se puede enseñar a la que se le conoce también como ética intelectualista, además resalta que lo primordial es que cada persona conozca su areté o virtud .

Es necesario resaltar el autodominio (enkrateia), que significa el señorío del alma sobre el cuerpo, es decir el dominio de de la razón sobre los instintos, un dominio que implique al hombre la libertad interior, una libertad de la razón la misma que impone sus propios principios a la irracionalidad corporal. Por otro lado el hombre virtuoso se hace autónomo de modo que con su propia razón puede alcanzar la felicidad, sin necesidad de poseer los bienes terrenos .



Jenofonte en su Apología señala un segundo mandato: “conócete, respétate y quiérete a ti mismo, no seas cobarde y no abandones el combate por acercarte al ideal de ser humano que llevas dentro de ti. Procura un bios filosófico”, es decir se trata de optar por una vida digna de un ser humano, esto proporcionará la verdadera libertad, pero esta no consiste en la independencia, sino más bien en la autoposesión y la autonomía .

Por último la tercera idea se refiere al modo de alcanzar el telos del hombre y el bios filosófico, los mismos que pasan por el camino del conocimiento, del saber, de modo que para alcanzar la areté, es suficiente con conocer lo que es bueno y lo que es malo, pues si se consigue, el Bien arrastrará tras de sí y conducirá por el camino recto al individuo . Aquí también aparece un tercer mandato: Atrévete a comprometerte con el deber; el coraje de averiguar la Verdad es requisito para llegara a la areté, así lo refiere platón en el Menón y añade Sócrates a sus discípulos: osad ser filósofos, amantes del saber, buscadlo sinceramente y confiad en él, porque los conducirá a la felicidad (eudaimonía).

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